Hoy es 4 de septiembre y, mientras escucho el fluir del agua hacia la cisterna del hostal, escribo esta primera entrada de un blog que he borrado, revivido y comenzado nuevamente con el puro fin de hacer un archivo de memorias corporales y anímicas de estos años.
Justo ahora, el pie derecho me tortura. Me volví a lastimar en el último entrenamiento de kickboxing la semana pasada, y desde entonces el dolor de mis pies braquimetatársicos ha aumentado, igual que cuando murió mi padre la víspera de noche vieja y el lado derecho de mi cuerpo casi se paralizó durante la primavera. Hubo semanas de estar en reposo y caminar lentamente. Es el mismo dolor de una pérdida, del extrañamiento, de volver al país y reconocer tan poco, a veces ni siquiera las palabras con las que creciste. Es el mismo dolor, pero de fondo Chico Trujillo canta "Y si no fuera persiguiendo todo, me calmaría y te diría cómo"... Entonces sí, creo que estos últimos años he ido persiguiendo las formas del cielo, el aire transparente sobre mi cara, los días al sol y la lluvia, los caminos rodeados de plantas, los desiertos y también los manantiales.
Vivo en un lugar cobijado de nubes y magueyes que apuntan al cielo.
Vivo en un lugar donde lxs amigxs me visitan con frecuencia para hacer una pausa en sus vidas y tomar aliento.
Vivo en un lugar que, a veces por intuición, creo que vio nacer a alguna de mis bisabuelas.
Vivo.
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